Breve historia del agua en Cali

Puerto mallarinoVista del Río Cauca, bocatoma, reservorio y planta de Puerto Mallarino 

Tomada de: https://www.emcali.com.co/web/water_service/nuestro-acueducto/tecnologia-e-infraestructura

 El Pasado

Cali ha sido una ciudad levantada sobre el agua. Fundada sobre las riberas del río que lleva su nombre, pobladores que colonizaban la ciudad debían su sustento a las aguas de este manantial que corre desde las cumbres de Los Farallones en la cordillera occidental. El acueducto de San Antonio, desde el río Cali, fundado en 1930, fue la primera planta a gran escala para el suministro de agua a los caleños. Los ríos Cali, Aguacatal, Cañaveralejo, Meléndez, Lili  Pance y Cauca hoy cruzan la ciudad y dan suministro de agua a 2,5 millones de habitantes, en diferentes proporciones.

Reportes históricos del siglo XIX y XX describían cómo lo que hoy conocemos como Agua Blanca, e incluso barrios como Guabal y Colón, constituían bosques inundables, con variedad de flora y fauna, que se sumergían en épocas de lluvia y extendían el espejo de agua del Río Cauca, incluso hasta el lugar geográfico de la autopista suroriental actual.

Hemos sido siempre hijos de los ríos que nos cruzan, en especial el Río Cauca. El desarrollo de cultivos desde el siglo XX terminó con estos bosques naturales, reguladores del agua tanto en periodos de lluvia como en sequía. El oriente de Cali era entonces un conjunto de cultivos, zonas de inundación, y lagunas de laminación o madreviejas; dos de estas últimas, las lagunas de Charcoazul y El Pondaje, aún existentes. Estos cuerpos de agua eran lugares de recreación y práctica de deportes acuáticos para los caleños, además de tener una función reguladora. Para Los Juegos Panamericanos de 1971, se disputaban las series de canotaje en estos lugares.  En 1973, gracias al impulso de desarrollo de los juegos, se construye la planta de tratamiento de agua potable de Puerto Mallarino, sobre el río Cauca.

La creación de la represa de Salvajina en la cuenca alta del río Cauca, en 1985, permitió la regulación considerable de los caudales del Río Cauca, posibilitando el desarrollo de más cultivos y expansión de zonas urbanas, estas últimas motivadas por desplazamientos causados por fenómenos naturales, y principalmente por la violencia en las zonas rurales del país. La migración masiva detonó la creación del distrito de Agua Blanca. A pesar de la construcción de la represa, ésta no garantizaba la protección de los territorios ya habitados, por lo que de manera urgente se inició la planificación del dique de protección para Cali. Se crearon adicionalmente los canales CVC  sur y oriental, para el drenaje de aguas lluvias de toda la ciudad, construyendo una estación de bombeo de aguas lluvias para su entrega en el río Cauca.

Cali 1930Vista del centro de Cali en 1929 (en falso color). En el fondo puede verse el espejo de inundación provocado por el río Cauca en lo que hoy es Aguablanca

Tomado de: https://www.facebook.com/nostalgiasdesantiagodecali/photos/

 El Presente

Hoy en día somos una ciudad de dos millones y medio de habitantes, que crece diariamente mientras acumula deudas de antaño sobre el agua y ejerce más presión a los acuíferos y cuerpos hídricos. El fenómeno del niño ha evidenciado todos los problemas que tiene la ciudad en cuanto al abastecimiento, la gestión y el mantenimiento de los sistemas de potabilización y distribución de agua. Según la directora de Emcali, Cristina Arango, más del 55% del agua producida por las cinco plantas de potabilización en Cali, se pierden durante su distribución, ya sea por el estado obsoleto de la red (30% de tuberías en asbesto-cemento con más de 40 años), o por conexiones fraudulentas, de asentamientos de desarrollo informal e incluso usuarios con buena capacidad económica.

Otro de los grandes problemas del acueducto radica en las interrupciones de servicio de la Planta de Puerto Mallarino, debido al alto contenido de carga orgánica y sedimentos en el río Cauca, que disminuyen los niveles de oxígeno necesarios para el tratamiento y consumo. Todo está conectado: aguas residuales de la ciudad que no son tratadas, terminan en nuestro preciado río, y en épocas de eventos extremos (verano e invierno), los sedimentos son arrastrados a la bocatoma de la planta, elevando la contaminación. No sobra recordar las interrupciones debido a la disminución de caudales en bocatomas de otras plantas como río Meléndez y río Cali por el fenómeno del Niño.

Diferentes alternativas de solución han sido planteadas para afrontar la problemática: algunas a mediano plazo que incluyen la puesta en operación de 4 pozos profundos en Aguablanca, la puesta en operación del segundo reservorio en Puerto Mallarino, y la construcción de un tanque de regulación en Chipichape. Otras soluciones a largo plazo como la captación de agua aguas abajo de la represa de Salvajina, en los sitios conocidos como La Balsa y La Bolsa, la creación de embalses en el sur que recojan aguas de los ríos Claro, Timba y Jamundí y la creación de un embalse en el río Felidia. Hasta el momento la captación desde los sitios de La Balsa y La Bolsa parecen los más factibles, a pesar de los costos inherentes.

Hay una solución a largo plazo que llama particularmente la atención, y es el método de filtración en el lecho para el Río Cauca, propuesta por el instituto CINARA de la Universidad del Valle. Éste consiste en la construcción de galerías y pozos drenantes en las márgenes del río Cauca, para captar el agua naturalmente filtrada del río por medio de su lecho arenoso y rocoso. La técnica ha sido utilizada en algunas ciudades de Europa y comunidades medianas, y representa mucho menor costo comparada con otras soluciones, permitiendo preservar y utilizar la infraestructura existente de Puerto Mallarino, garantizando un pre-tratamiento natural y atenuación de eventos de contaminación. Faltaría revisar si la técnica es escalable a una mega ciudad como Cali.

Nos preocupa que no dispongamos de agua, dada la vitalidad del recurso. Sin embargo, los eventos de altas precipitaciones rápidamente olvidan nuestros problemas de escasez, convirtiéndose en problemas de exceso: Inundaciones en las comunidades adyacentes al río, que habitan sobre el dique y en su pie; drenaje pluvial insuficiente; más preocupante aún, la vegetación otrora perdida por los incendios en “El Niño” no puede retener y almacenar el agua lluvia y el suelo, provocando deslizamientos, erosión y aumento en el pico de inundaciones en tormentas. Los ríos reclamarán el espacio que les pertenecía, y humedales como la Laguna de Sonso que antiguamente amortiguaban el efecto inundación, ya no cumplirán su función debido a su avanzado proceso de degradación.

SalvajinaVista del embalse de regulación y generación de energía Salvajina.

Tomado de: http://www.elpais.com.co

Construyamos el futuro

Es fundamental comprender que TODO ESTÁ CONECTADO, y más aun refiriéndose a un recurso hídrico que fluye constantemente en el territorio y tiene su propio ciclo en la corteza terrestre. No basta sólo con adoptar medidas de ahorro en el consumo de agua en el hogar, que de por sí son fundamentales. Los ciudadanos deben reconocer las problemáticas de agua que tiene la ciudad y afrontarlas, en una visión integral del manejo del recurso. Lo que se haga hoy en épocas de altas temperaturas, afectará en gran medida lo que nos pueda ocurrir en el período de grandes lluvias, y viceversa.

Cali y el Valle disponen de un gran patrimonio hídrico subterráneo. Disponemos de más de 40000 millones de metros cúbicos de agua bajo nuestros pies. El aprovechamiento sustentable del recurso subterráneo, mediante pozos y galerías, es una opción muy viable para la ciudad, de manera que se puedan atender picos de escasez. Los ciudadanos deben velar por el adecuado estado de las redes de distribución de agua, la calidad del servicio y el adecuado uso, reportando fallas técnicas en el sistema y denunciando conexiones fraudulentas y “mafias del agua”. Los sistemas de recolección de aguas lluvias y reutilización de aguas en el hogar son prácticas que ayudan no sólo a la autonomía en la disponibilidad del recurso, sino también a atenuar los picos de inundación en las ciudades.  Finalmente, es prioritaria la atención en cuanto al tratamiento de aguas residuales en la ciudad. Si bien en la actualidad, la planta de Cañaveralejo atiende una parte de aguas residuales de la ciudad con un porcentaje de tratamiento, aún existen muchos vertimientos que no tienen ningún tipo de tratamiento y aumentan el contenido de carga orgánica.

La solución está en entender al agua como un recurso integral, que debe ser almacenado y cuidado en períodos de invierno, para luego ser utilizado racionalmente en períodos de verano. El trabajo conjunto de instituciones, sobre todo el fortalecimiento de alianzas público-privadas, permitirán desarrollar las obras de infraestructura y conservación de vegetación que requiere la ciudad-región, de manera que el agua pueda ser almacenada en las cuencas hidrográficas, y usada como una “alcancía” para la comunidad. Los ciudadanos tienen el compromiso de cuidar su red de distribución, sus arterias donde fluye la sangre de la ciudad, y velar por el ahorro en el consumo. La organización ciudadana dará un plus en el tema, y permitirá ejercer presión sobre los organismos gubernamentales y privados para influir en el futuro del agua en la ciudad. Cali es la ciudad de las aguas, su historia ha sido construida sobre ella, y su presente y futuro dependerá de si como caleños logramos entenderla y preservarla tanto en calidad como cantidad.

Jairo Alejandro Ángel Escobar

Profesor

Departamento de Ingeniería Civil e Industrial

Pontificia Universidad Javeriana Cali